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Chocolate, el triunfo de un sonido propio
 
Parte I

El nacimiento de la leyenda (1980-1984)

 

En verano de 1980, nació una de las discotecas más emblemáticas de nuestra zona, en la pedanía de Les Palmeres, (Sueca), un antiguo almacén y secadero de arroz se convertía en CHOCOLATE. Situada a pocos metros de Barraca, conseguiría rápidamente hacerse un hueco en la noche valencia y comenzó a atraer gran cantidad de público.

Allí, y primero como “Chocolate Cream” se intentó recrear la “Casita de Hansel y Gretel”, a través de un local de cuento de hadas que intentaba evocar una gran tarta de chocolate y nata.

La apariencia que se le dió a la sala producía gran curiosidad por su estética, atravesada por retorcidas columnas de caramelo. Los chorretones de nata y chocolate (aún visibles hoy en día en algún punto de la discoteca) y la decoración interior, le daban un toque de fantasía que servía a los allí presentes como evasión del mundo real al que estaban ligados de lunes a viernes.


Unos pocos años después, la discoteca pasó a denominarse simplemente “Chocolate” y se reforma para darle una mayor importancia a la pista de baile. En esa época, el responsable de la música que sonaba en Chocolate, el dj, era Tony Vidal, conocido popularmente como Toni “El Gitano”.

ruta del bakalao valencia años 80

A diferencia de Barraca, en Chocolate se apostó muy pronto por darle un toque más radical al estilo musical de la sala, mucho más oscuro y duro, para así poder diferenciarlas y crearse un público propio.

 

Tras unos primeros momentos de incertidumbre, Tony Vidal intentó activar el lugar y asumió una filosofía valiente y arriesgada: “convertir a Chocolate en la antidiscoteca”, como el mismo afirma. Comenzó a pinchar música siniestra, synth-pop, post-punk, rock duro y oscura música electrónica, programaban conciertos y lograron estirar su horario hasta más allá del amanecer.
Para 1982, el local exhumaba libertad por sus cuatro costados y, sus sesiones, donde se pinchaban a Sisters of Mercy, Anne Clark, Cabaret Voltaire, The Cult, Bauhaus o Kraftwerk, adquirieron fama en gran parte de Europa y los grupos más oscuros y siniestros del momento se daban de tortas por tocar en ella.
 

 

Los Años Dorados (1984-1989)


El éxito de Chocolate produciría que en la noche valenciana comenzaran a surgir nuevas propuestas para los jóvenes.  

En 1986 llegaba a la cabina chocolatera José Conca, donde permaneció más de 14 años, y continuó ofreciendo a los acólitos fiesteros, que cada fin de semana llenaban la pista de la conocida como “Catedral de la Música “, los sonidos más potentes, extremos y vanguardistas del momento.

Provenía del primer after de la ciudad, por el que fichó sin haber cumplido aún la mayoría de edad. El LOOPING se encontraba en pleno centro de Valencia y era donde se reunían el resto de dj's cuando acababan en sus salas, ya que abría a las 6 de la mañana. El estilo de música que se ponía era synth-pop pero con la apertura de nuevas salas, ésta al final se vino abajo y acabó cerrando.

Con su llegada, la música se volvería aún más dura y oscura, quedando así marcado para siempre el estilo diferencial de Chocolate hacia las demás discotecas. Conca apostó por grupos más oscuros, por más pop-rock gótico y sobretodo empezó a meter el sonido industrial y EBM (Electronic Body Music) que llegaba procedente sobretodo de los Países Bajos.

Durante finales de los ochenta, lo que normalmente se oía en Chocolate era la música de formaciones como The Cure, Ramones (uno de los grupos favoritos de Conca), The Misión, Sisters of Mercy, The Neon Judgement, Depeche Mode, Minimal Compact, The Cult, Clan of Xymox, Front 242 o Nitzer Ebb. También había hueco para grupos españoles como por ejemplo Radio Futura, que llegó a celebrar algún concierto en la discoteca.

En esa época, la noche valenciana ya era conocida en toda España, tanto entre los jóvenes como entre los artistas y la gente de la farándula en general. No era nada raro encontrarse a gente como Alaska, Almodóvar, Loquillo, o los hermanos Auserón de Radio Futura. También, el famoso diseñador valenciano Francis Montesinos se convirtió en un habitual los fines de semana, llegando a celebrar pases de moda en Chocolate.

La burbuja seguía creciendo y ya no había marcha atrás. Cada vez los horarios se extendían más y más ante la permisividad de un gobierno regional más preocupado en otros menesteres. Los fines de semana se convirtieron en interminables fiestas para los jóvenes valencianos, que podían estar prácticamente sin problema de fiesta en fiesta, de discoteca en discoteca, desde el viernes hasta la mañana del lunes.
 

La discoteca también cambió estéticamente y, tras sucesivas reformas, iba adquiriendo una imagen industrial y futurista, acorde con los sonidos que retumbaban a un volumen ensordecedor entre sus paredes.

En el año 1992, el cambio musical iniciado unos años atrás llegaba a su fin y prácticamente, lo único que se escuchaba ya era música electrónica. En gran parte el llamado Bakalao pero siempre sin olvidar los sonidos provenientes de Centroeuropa.

 

 

La Consolidación (1989-1994)

 

Llega el final de la década, y Chocolate ya es plenamente reconocible con su famoso logo del soldadito y con su himno. El himno con el que cada noche se inaugura la parte fuerte de la sesión fue en sus inicios la pieza In the Hall of Mountain King, de la suite Peer Gynt de Eduard Grieg. El tema original se remezclaría en varias ocasiones en años posteriores hasta llegar a la versión actual. Sería en el año 93 cuando un “segundo himno” se hiciera célebre en Chocolate, el DLM – Let Yourself Go, tema con el que se lleva cerrando la sesión desde entonces todos los sábados.

En lo musical, un cambio de estilo va produciéndose en la discoteca. Con la llegada de los noventa el sonido pop-rock pasa más a un segundo plano y se apuesta más por los nuevos estilos de música electrónica que van llegando desde Europa y en menor medida desde EEUU, el EBM, el New Beat, el Acid House y el Techno.

En 1993, Chocolate marca un nuevo hito al convertirse en la primera discoteca del país en poner a la venta en toda España una sesión grabada en directo en la propia discoteca. Ese primer recopilatorio, publicado por Contraseña Records, se llamó “Chocolate en Directo” y fue pinchado mano a mano por el residente de la sala, José Conca, y Víctor Pérez, dj de Contraseña. El disco fue un éxito total de ventas y consiguió que la fama de Chocolate aumentara aún más en todo el país. El éxito del bakalao y la mákina provocó el nacimiento de varias discográficas en la Comunidad Valenciana, como la ya citada Contraseña, Lucas Records, Pink Records o Prodisc, comandada ésta última por el propio José Conca
 

Los sábados por la noche se podía escuchar la música que estaba sonando en Chocolate en la emisora de radio L'Ahorta 93.1. Todo iba como la seda para la sala y sus integrantes, que veían como la sala se llenaba un fin de semana tras otro. Pronto se podían encontrar jóvenes de toda la geografía llegados para escuchar al maestro y disfrutar de sus sesiones autenticas e inigualables.


Pero no todo eran buenas noticias para la noche valenciana. Con la aparición de las cadenas privadas de televisión, llegaría también un mayor interés por conseguir audiencia mediante noticias cuanto más sensacionalistas y escandalosas para la opinión pública, mejor. Así, los medios de comunicación comenzaron a fijarse en el fenómeno social que se estaba produciendo en las noches valencianas.

En 1993 es cuando se realiza el primer reportaje sobre la noche valenciana. El famoso documental de Canal + “Hasta que el cuerpo aguante” mostraría a los espectadores una imagen bastante desvirtuada de lo que en realidad era el salir de fiesta en Valencia. Desde los medios se comenzó a nombrar tal fenómeno como “Ruta del Bakalao”, denominación que los propios valencianos ni utilizaban ni aceptaron en adelante.

 

Los años de supervivencia ( 1994-1998)  

 

Se empezó a demonizar todo lo que tuviera que ver con la noche, las leyendas urbanas pasaron a ser noticias verídicas según los medios. Se relacionó rápidamente a la “ruta” con diversos adjetivos que solo podían que traer problemas, como drogas, alcohol, sexo inseguro, violencia, accidentes…

Los años duros llegaban a la noche valenciana tras el nuevo interés mostrado desde la prensa y ahora por los políticos. El tema de la “ruta del bakalao” sirvió a los políticos de la época como medio para desviar las miradas sobre asuntos más importantes. Según ellos, qué había más importante que el futuro de la juventud española. Así pues, los políticos que hasta ese momento se habían mostrado ya no impasibles sino permisibles con todo el fenómeno valenciano se convirtieron en bandera de la lucha contra todo lo relacionado con la “ruta del bakalao”.

A partir de entonces, se produjeron recortes horarios y la presencia de controles policiales se multiplicó drásticamente con el fin de cazar a cuantos más “jóvenes imprudentes” posibles. Todo lo que girara alrededor del bakalao comenzaría a provocar muchos problemas ya no solo a los jóvenes festeros, sino también a las propias discotecas.

Debido precisamente a la “publicidad” que de la ruta hacían los medios, las discotecas valencianas se vieron invadidas por más y más jóvenes de todo el país que querían vivir en sus propias carnes toda aquella orgía de música y fiesta que veían a diario en los informativos nacionales

Son los años 1994 y 1995, los últimos de gran éxito de la ruta. Chocolate llenaba sábado tras sábado sus parkings de festeros que bailaban al son de la música que José Conca y sus compañeros de cabina, Toni Martínez y Víctor Conca, seguían seleccionando en la cabina de la discoteca. A diferencia de muchas otras salas, en Chocolate la música no era simplemente bakalao y mákina, sino que se apostaba por otros sonidos provenientes de Centroeuropa como el Hard Trance, el primer Hardcore o el Techno.  

discoteca chocolate sueca
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